El pasado domingo con la Conmemoración de la entrada de Jesús en Jerusalem iniciamos la Semana Santa. La mañana se llenó de fieles que con sus palmas aclama a Jesús. Y por la tarde, en las calles d enuestro pueblo recorríamos los pasos de Cristo al Calvario.
El Jueves Santo, día del amor fraterno, la Iglesia nos invita a dos celebraciones. Por la mañana en la Catedral de Ibiza la misa crismal, con la bendición de los óleos sacramentales y el crisma. El aceite lo ha proporcionado un par de famílias de nuestro pueblo de Sant Josep. Terminada la misa el Sr. Obispo nos invita a compartir unos productos de la tierra en el salón de la Pabordía. Por la tarde, misa de la cena del Señor y Adoración Eucarística ante el Santísimo Sacramento. Día pues en que estamos llamados a hacer vida la invitación de Jesús a ser trstigos del Amor de Dios por la humanidad.
El Viernes Santo, celebración de los misterios de la pasión y muerte del Señor, contemplamos a Cristo humillado, lacerado y crucificado. Es el gesto de la entrega sublime de su Vida para que tengamos vida. Cristo se ofrece y nosotros reconocemos que la muerte en cruz ha sido la expresión máxima de amor por nosotros. Recordamos aquella ocasión en que Cristo nos dijo "Nadie tiene un amor más grande que el que entrega su vida por sus amigos". Y nosotros somos sus amigos si hacemos lo que Él nos manda.
El sabado santo, día de meditación ante el sepulcro de Cristo. La muerte del Señor la contemplamos desde la esperanza en el cumplimiento de su palabra: "Yo soy la resurrección y la vida". Estas palabras resuenan en nuestro interior mientras aguardamos la Resurrección de Cristo que bajó a los infiernos.
La noche de Pascua nos abre a la mañana de la Resurrección. Cristo destruye el poder de la muerte y del mal, con su resurrección abre el camino de una nueva humanidad y ofrece la esperanza de una Vida transformada. Celebramos el triunfo de la Vida, del Amor, del poder de Dios sobre el mal. Se abre la puerta de los 50 días de celebración festiva. Con el cántico del ¡Aleluya! se proclama la alegría de tener a Cristo de nuevo entre nosotros "todos los días hasta el fin del mundo".
Por eso no desaprovechemos estos días que son los que fundamentan nuestra Fe.
Vuestro párroco.