Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. 

HIMNO 

Tu poder multiplica
la eficacia del hombre,
y crece cada día, entre sus manos,
la obra de tus manos.
 
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: "Venid y trabajad".
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: "Llenadla de pan".
 
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: "Construid la paz".
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: "Levantad la ciudad".
 
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: "Es tiempo de crear".
Escucha a mediodía el rumor del trabajo
con que el hombre se afana en tu heredad.
 
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Por los siglos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El misterio, escondido desde el comienzo de los siglos y generaciones, ahora se ha manifestado. 

Salmo 118, 49-56
VII (Zain)

Recuerda la palabra que diste a tu siervo,
de la que hiciste mi esperanza;
éste es mi consuelo en la aflicción:
que tu promesa me da vida;
los insolentes me insultan sin parar,
pero yo no me aparto de tus mandatos.
 
Recordando tus antiguos mandamientos,
Señor, quedé consolado;
sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu voluntad;
tus leyes eran mi canción
en tierra extranjera.
 
De noche pronuncio tu nombre,
Señor, y, velando, tus preceptos;
esto es lo que a mí me toca:
guardar tus decretos.

Ant. El misterio, escondido desde el comienzo de los siglos y generaciones, ahora se ha manifestado. 

Ant. 2. Cristo, cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los que estaban cerca. 

Salmo 52
NECEDAD DE LOS PECADORES
Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios (Rom 3, 23).

Dice el necio para sí:
"No hay Dios".
Se han corrompido cometiendo execraciones,
no hay quien obre bien.
 
Dios observa desde el cielo
a los hijos de Adán,
para ver si hay alguno sensato
que busque a Dios.
 
Todos se extravían
igualmente obstinados,
no hay uno que obre bien,
ni uno solo.
 
Pero ¿no aprenderán los malhechores
que devoran a mi pueblo como pan
y no invocan al Señor?
 
Pues temblarán de espanto,
porque Dios esparce los huesos del agresor,
y serán derrotados,
porque Dios los rechaza.
 
¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob y gozará Israel.

Ant. Cristo, cuando vino, anunció la buena nueva de la paz a los que estabais lejos y a los que estaban cerca.

Ant. 3. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

Salmo 53
PETICIÓN DE AUXILIO
El profeta pide verse libre de sus enemigos por el nombre del Señor (Casiano).

Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras;
 
porque unos insolentes se alzan contra mí,
y hombres violentos me persiguen a muerte,
sin tener presente a Dios.
 
Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
 
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno;
porque me libraste del peligro,
y he visto la derrota de mis enemigos.

Ant. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

TERCIA

LECTURA BREVE Is 45, 13

Yo lo he suscitado para la victoria y allanaré todos sus caminos: él reconstruirá mi ciudad, libertará a mis deportados sin precio ni rescate —dice el Señor de los ejércitos—.

V. Apareció en la tierra.
R. Y convivió entre los hombres.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

SEXTA

LECTURA BREVE Is 48, 20

Anunciad con voz de júbilo, anunciadlo y proclamadlo; publicadlo hasta el confín de la tierra. Decid: «El Señor ha rescatado a su siervo Jacob.»

V. Los pueblos verán a tu Justo.
R. Y los reyes de la tierra a tu Héroe.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

NONA

LECTURA BREVE Is 65, 1

Ofrecí una respuesta a los que no preguntaban, me dejé encontrar de quienes no me buscaban; y dije: «Aquí estoy, aquí estoy», a un pueblo que no invocaba mi nombre.

V. Bendecid, pueblos, a nuestro Dios.
R. Haced resonar sus alabanzas.

ORACIÓN

Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor. 
R. Demos gracias a Dios.